viernes, 8 de agosto de 2014

ZARA O EL CLIENTE NUNCA LLEVA LA RAZÓN

Hola mis queridos lectores, cierro la semana con una “reflexión” si se puede llamar así, sobre como ya os indico en el título, una percepción que en los últimos tiempos tengo sobre Zara y es que el cliente “parece” que siempre es el que pierde, y me explico.
En primer lugar hablo de Zara porque es lo que más manejo, al resto de las tiendas del grupo Inditex no me digáis porque, pero les tengo un pelín echada la cruz, unas por un poco aburridas y excesivamente caras, véase Massimo Dutti, otras porque se pasan de modernas véase Bershka, pero sí que es verdad, que antes cazaba cosillas en todas las del grupo, sobre todo en rebajas y ahora es que ni siquiera entro, entre otras cosas porque si paso a Stradivarius, Bershka and company se me pone la cabeza loca o me dan ganas de ir al mostrador a pedirme una copa, dependiendo de cómo tenga el día. Y es que creo firmemente que de aquí a unos años, habrá una organización de damnificadas por haber trabajado en éstas tiendas, yo desde luego que quedaría tocada seguro con la música a diario a ese volumen. Pero bueno que me desvío del tema, a lo que iba es que supongo que lo que hoy cuento se puede aplicar a todo el grupo aunque lo personalice en Zara.
Está claro que es un gigante y hacen lo que quieren, ya os he contado en algún que otro post, el timo de las rebajas y eso, pero aparte de eso, éste post lo motivan dos casos que me han pasado a mí en persona y que me han puesto de manifiesto, que cómo os digo, tenemos las de perder siempre.
Primer caso, compras una prenda, te dan tu ticket te lo guardas en el monedero y te vas tan feliz a casa, luego allí pasan unos días, no lo estrenas, te lo pruebas no te convence y decides cambiarlo, vas a consultar el ticket para ver si estás dentro del plazo permitido y efectivamente, no sólo lo estás si no que te faltan casi quince días para que se cumpla el periodo estipulado para el cambio. Me mosquee un poco cuando vi que el ticket estaba prácticamente borrado, pero bueno allá que me fui yo con él y... llego a caja y me dice la chica, uisss este ticket no se lee bien no te lo voy a poder cambiar, se ve que la fecha está bien, pero no se ven los productos, lo siento. Imaginaos mi cara, mi yugular se empezó a hinchar tipo Patiño y le digo muy tranquilamente, dentro de lo que cabe para el flujo sanguíneo extra que le llegaba a mi cerebro, ¿perdona?, si, sí que no veo el producto así que lo siento pero no te lo voy a poder cambiar, resoplido por mi parte y un lacónico,” ¿puedes llamar a la encargada por favor?”. Llega la encargada y le digo, vaya que pena que el cliente tenga la culpa de que la tinta, el papel o lo que fuera sea una auntentica M… y yo no pueda ejercer mi derecho a cambiar un producto, por la calidad de los tickets que entregáis. Bueno pues ya sabéis las argumentaciones tan aparentemente “coherentes” que les enseñan, pero que no vienen a decir nada y que en resumen se traducen en “ya, ya bonita lo que tú digas pero no”. Y os preguntaréis que cómo acabo la historia, pues tras exigir que recuperasen las ventas del día en cuestión, para poder comprobarlo y negarse, a la encargada se le encendió la luz y dijo, vamos a intentar leer el código de barras del ticket a ver si hubiese suerte y la hubo, pero os digo que si no se hubiese podido leer, yo me había tenido que volver a casa con la prenda como está mandado.
El segundo caso es el siguiente, vas a la caja con dos pares de zapatos, diferentes claro pero del mismo importe los dos y cuando la chica tiene los dos en su poder, decides que con un par es suficiente y le dices, no ese otro no me lo llevo. Bueno pues como antes os contaba vas a casa te los pruebas y dices, ¿en qué pensaría yo? Y decides cambiarlos y llegas y te dicen que ese no es el ticket de compra, yo me quedé a cuadros y dije, sí éste es el ticket que me dieron cuando los compré y la chica que no, que no, que estoy confundida, y de pronto se me enciende una luz y digo, “¿me puedes mirar a qué producto corresponde éste ticket?” y voilá, correspondía a los otros zapatos que no me compré, la dependienta había marcado unos por otros y como costaban lo mismo yo no me percaté, evidentemente  no miro los números de referencia de los productos que compro. El caso y el resumen es que yo no puedo cambiar un producto por una equivocación de la dependienta y hables con quien hables y cuentes lo que cuentes te da lo mismo, buenas palabras pero te quedas con ello, cuando el fallo ha sido por su parte.
Y como éstos dos, bastantes casos que me cuentan amigas cuando yo les he hablado de lo que me pasó, pero no os aburro con más historietas.
Y diréis ¿sigues comprando en Zara?, pues sí, siempre os he dicho que hay muchas cosas que me parecen fatal, pero también reconozco el mérito que tienen como empresa y la ropa en general me gusta y si bien prácticamente sólo compro en rebajas, sí, sigo comprando, es como una especie de Síndrome de Estocolmo, pero a lo que voy es que por muy aseguradas que tengan las ventas, etc. Has de cuidar a tus clientes porque quizás no hoy, pero a la larga te pueda pasar factura.
¿Y vosotros habéis tenido alguna historia de éste tipo?

1 comentario:

  1. Entre que se han subido a la parra con los precios y que de lo poco que compro ahí prefiero hacerlo online, hace mucho que no voy a la tienda física, pero también es cierto que mucha gente se aprovecha de las devoluciones para estrenar y a la semana cambiarlo de ahí que a lo mejor pongan más pegas de un tiempo a esta parte. Pagamos justos por pecadoresl, como siempre...

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