MIS CRÓNICAS DE NY: 4 DE JULIO PERRITOS, PLAYA Y FUEGOS ARTIFICIALES

Hoy es 4 de julio, la fiesta nacional!!. Fue una vez ya planificado mi viaje, cuando caí en la cuenta de que pasaría allí el 4 de julio, día muy importante para los americanos, e imbuida en ese espíritu tan patriótico que tienen y que tanta envidia me da, me levanté. Tenía en mente volver a Coney Island, el lugar ya os conté que me enganchó, pero además era el famoso concurso nacional de comer perritos y a pesar de la frikada que parecía y de las advertencias de los autóctonos, tampoco tenía nada en mente para esa mañana así que dicho y hecho.

Antes de dirigirme al metro, me acerqué a mí ya preferido sitio de bagels para desayunar, pensando….. de perdidos al río en eso de las calorías, pero cuál fue mi sorpresa cuando me dijeron que no había y así el destino quiso que desayunase sano, ya que me compré una tarrina de piña natural, cortadita y lista para comer, como a mí me gusta, jejeje, y un súper Iced capucchino desnatado, pero no os preocupéis por esta falta de calorías mañaneras que ya lo compensaría después. Así que piña en la bolsa para el camino y capucchino en mano (como buena neoyorkina de adopción) me fui al metro.

En el andén se notaba que era día festivo y que mucha gente había tenido mi misma idea de pasar el día en la playa, aun así cuando llegó el metro pude sentarme a disfrutar del espectáculo que los pasajeros me ofrecían. No había nadie que no llevase la bandera estadounidense de una forma u otra, en vestidos, calcetines, zapatillas, lazos del pelo, banderitas de mano, y un largo etc de atuendos y complementos de lo más patriótico y es que pude comprobar que si algo tiene los americanos en común, es el orgullo que sienten de pertenecer a su país.

El escenario al llegar a Coney Island era muy distinto al que había visto el día anterior, había miles de personas y en el momento de llegar comenzaba el concurso de comer perritos femenino, y allí en medio de la muchedumbre y bajo un sol de justicia me planté, a ver de qué iba aquello. Creedme que se superaban todos los estereotipos americanos que os podáis imaginar, el presentador con sombrero de paja de ala recta, chaqueta de rayas rojas y blancas, jaleando a la gente que se desgañitaba gritando, animando y agitando las banderas. Frikada o no, es algo digno de ver. Cuando llego el turno del concurso masculino, pude ver (ya que en el femenino me lo perdí), la presentación de los aspirantes al título, palmarés de cada uno, lugar de procedencia y demás datos, mientras ascendían a la tarima bajo una música digna de la peli de Rocky, no os quiero contar la euforia de la gente y ya, cuando se batió el record existente hasta el momento, se desató la locura, como os digo digno de ver.

La gente se empezó a mover hacia la playa y yo me quedé a ver si el tal Joey Chesnut, vomitaba alguno de los 69 perritos en 10 minutos que le hicieron batir el récord, pero nada todos para él, madre mía que empacho y no, que ya sé lo que estáis pensando, no estaba nada gordo, al revés, lo que me resulta bastante curioso porque entre el caos me pareció entender a la gente de mi alrededor, que se dedicaba a éste tipo de concursos en plan profesional.

Viendo que los perritos seguían en su sitio, bien aposentados en el estómago del ganador y que no tenían visos de querer salir fuera, me fui a la playa, me puse el bikini y a la orilla se ha dicho, pero a diferencia como os decía del día anterior, aquello dejaba pequeño a Benidorm en hora punta, así que no aguanté demasiado y como se había hecho la hora de comer entre unas cosas y otras, me fui a Nathan´s para homenajear el récord con un perrito, pero desistí, las colas eran interminables y al sol, así que decidí darme una vuelta por Luna Park, el parque de atracciones que está en la misma playa para buscar el famoso Zoltar que te predice el futuro, sí, sí el mismito de la peli Big de Tom Hanks. Y tras la foto de rigor y preguntarle por mi futuro a él y a otro aparatejo similar con una abuelilla zíngara, me fui al metro.

Volví hacia la zona de Carrol gardens me apetecían Noodles y que mejor que el Dassara que ya conocía, así que deguste unos deliciosos noodles con parmesano, bacon y huevo, mmmmmm, que ricos! Además el wifi funciona genial y aproveche para poner al día a mi gente del progreso de mi particular 4 de julio.

El sol picaba cuando salí a la calle y a pesar de estar a tan sólo dos paradas de metro de casa decidí cogerlo, pero no era el día de tomar decisiones, si no de dejarme llevar, porque el metro no funcionaba y volví a la calle para regresar a pie, lo que me encantó porque comprobé lo cerca que estaba de casa y en el paseo descubrí muchos sitios nuevos. Además en la calle se respiraba el aire festivo, niños con sus padres, banderitas, grupos de amigos, etc

Al llegar a casa estaba Kyle solo, ya que Liana estaba en California de viaje, y me dijo que tenía que bajar abajo y decirle al portero que me pusiese una pulsera, para acceder a la fiesta de la azotea, donde íbamos a ver los famosos fuegos artificiales de Macy´s, desde un lugar más que privilegiado.

Cada vecino iba a subir algo y yo le dije: “ ah pues bajo y compro latas de cerveza” y me dijo que era una idea estupenda porque él no había podido comprar nada, así que me duche, me arreglé un poquito para la ocasión y con mi pulsera de acceso y la caja de cervezas me subí a la fiesta.

Es increíble no solamente lo patrióticos que son, si no el concepto de vecindario, por lo menos allí y eso que era un edificio enorme, pero todo el mundo se saludaba, intercambiaban comida, bebida, charlas, risas, fue genial y que deciros de los fuegos artificiales, fue de lo más emocionante.

La fiesta se alargó, no hasta las horas a las que acostumbramos aquí, pero estuvimos charlando un montón de tiempo con todo el mundo.

Cuando bajamos  a casa y me metí en la cama….que deciros para no repetirme….pues no puedo me tengo que repetir, porque me sentía inmensamente feliz. Y me dormí pensando cuando volvería a tener la suerte de disfrutar otro 4 de julio allí………