Vaya!, sin ser apenas consciente de ello llevaba una semana en Nueva York!!, una semana ya, me parecía mentira pero mi amanecer de ese martes era distinto, se había disipado lo único que me disturbaba mi viaje, que era la duda de donde pasaría el resto de mi estancia. Cuando abrí los ojos miré alrededor, estaba en mi habitación y por primera vez sabía que eso era lo que vería cada mañana al despertar hasta que regresase a casa, a mi casa de verdad, aunque ésta y más ahora la empezaba a sentir mía. Me levanté y miré por la ventana, todos y cada uno de los días que amanecí en NY, no podía dejar de mirar durante algunos minutos el precioso Skyline de la ciudad desde Brooklyn.
Pero bueno, al lío, hoy sabía lo que iba a hacer y era visitar la zona del puerto, que luego os detallaré, pero había que coger energías y tras consultar si mi elección de bagel del día anterior había sido correcta con Kyle, él me recomendó otro lugar también al lado de casa donde eran aún mejores, así que con paso firme me dirigí hacia allí con la lección aprendida de lo que tenía que pedir “one toast onion creamcheese bagel, please”, vamos un bagel de cebolla con crema de queso, que qué queréis que os diga estaba deliciooooooso. Pero lo mejor fue que me senté en el local en una cristalera de cara a la calle a contemplar el panorama mientras disfrutaba de mi desayuno, allí en Brooklyn no existía el frenetismo de Manhattan, cada uno llevaba su cometido eso sí, pero no con ese desenfreno, pasaba gente hacia el metro con sus cafés en la mano, camino del trabajo, mamás con niños, gente paseando a sus perros y yo absorta en todo esto que transcurría ante mis ojos me acabé el bagel y tras abandonar el local me dirigí hacia el metro.
Esta vez mi parada era la tercera desde mi origen, un trayecto muy cortito así que me planté en Bowling Green en un pispas, a la salida del metro te encuentras con un enorme y majestuoso edificio un Museo Smithsonians en concreto el museo de los indios americanos y alrededor en un pequeño parque un Farmer Market, es más que usual cruzarte en NY con este tipo de mercadillos, con productos alimenticios de granja, ecológicos, etc. y por detrás del museo está el Ferry de Staten Island, pero como os comentaba antes, mi destino hoy no era el ferry, cosa que ya había hecho, si no conocer el South Street Seaport, que es puerto obviamente, pero yo quería recorrer la especie de paseo que se extiende por la parte derecha del sur de Manhattan desde el extremo de abajo hasta el puente de Brooklyn. Ese paseo desde donde se coge el ferry a Staten Island por el borde derecho, hasta casi el puente de Brooklyn que es donde está el propio puerto que recibe ese nombre, es un paseo de madera con bancos y muy agradable de recorrer a pie. A mitad de camino hay una especie de malecón moderno con un bar el Watermark bar y terrazas en la planta superior con tumbonas que me pareció súper chulo. También durante el paseo ves un helipuerto desde donde parten las excusiones aéreas por NY.
Al llegar al puerto al final hay un centro comercial Pier 17, y allí estuve dando vueltas viendo las tiendas, la verdad es que no había una barbaridad y en la planta superior era todo de restauración, por lo visto es típico ir por allí a comer langosta y “derivados”. Aún a pesar de haber pocas tiendas compré unas gorras de NY. Y también aproveché para salir a una de las terrazas del centro comercial desde las que se tiene unas vistas preciosas del puente de Brooklyn.
Una vez volví a la calle, me encaminé hacia el interior y descubrí una zona curiosa nada más cruzar la calle de enfrente del centro comercial, es la zona del Fulton Market, una especie de mercado donde hay tiendas tipo Magnolia Bakery, Pinkberry, Black diamonds, de dulces, cafés, etc y a la vuelta hay puestos de comida de todas las nacionalidades con bancos, para que compres lo que quieras y después lo tomes en estos bancos comunes, en la mayoría de los puestos había platos con langosta o sucedáneo de langosta. Por los carteles y las obras se ve que es una zona que están remodelando y a la que se intenta dar un nuevo auge, enfrente del Fulton Market hay unos edificios antiguos donde en los bajos, están abriendo tiendas como Guess, Abercrombie&Fitch, etc y en estos edificios también está el South Street Seaport Museum pero con todo esto que os cuento de las obras estaba temporalmente cerrado.
Así que me di unas vueltas por allí y disfruté de la animación que había por allí, la gente en los bancos comiendo, los puestos, etc
Una vez bien estudiada la zona, me encontraba en el Downtown y quería subir así que cogí la Av. Broadway que cogía siempre para subir. Primera parada un Sephora que me encantaba, es más recalé en él muchas veces aunque sólo fuese para cotillear o refrescarme un rato los días de más calor. Allí los Sephoras son básicamente iguales que aquí, pero con infinidad de marcas que aquí no hay y productos que aquí no tienen, en fin para mí un auténtico paraíso. Y lo mejor hay muchas chicas para ayudarte pero sólo si tú se lo pides, si no lo haces, te dejan a tu libre albedrío probar o probarte todo lo que te de la gana. Es más muchas veces vi a chicas que se maquillaban allí y se iban tan panchas. En serio creedme un paraíso, no creo que haya un Sephora en NY al que no haya pasado, jeje, un auténtico imán para mí. Pero os diré la verdad, cada vez que pasaba era un ansia por ver tantas cosas que me hubiese gustado traerme……era una indecisión constante por elegir lo que al final compraría y me traería conmigo.
Andando, andando, llegué a una tienda MAC (de maquillaje para los no curtidos en éstas batallas) y por supuesto pasé, pero no imaginéis mal, aquí tengo la suerte de poder comprar a buen precio cosas de MAC y en serio estoy servida, de hecho os enseñaré algún día, pero quería hacer lo que en la marca llaman un back to Mac, ya que si devuelves seis envases aquí en España te regalan un labial de tu elección pero en EEUU, puedes elegir un labial o una sombra así que allí que me llevé yo mis tarritos para hacer el change y una vez hecho pues…..a continuar camino.
Mi intención hoy a parte de la de conocer el puerto, era la de ir al Soho y así lo hice, me metí por la calle Prince y ale a pasear, y ¿Qué deciros del Soho?, ¿pueden las tiendas, las cafeterías, los edificios, en realidad todo, ser más cool?, me encantó. Las fachadas, la gente paseando esa relativa calma para estar en pleno Manhattan, es digno de pasear, perderte y disfrutar y así lo hice.
Se habían hecho ya las cuatro de la tarde y si bien los americanos ya tenían puesta la vista en la cena yo estaba pensando en pararme a comer, así que retorné por la calle Prince a la bulliciosa Broadway y busqué un sitio, ésta vez el elegido fue un Wendy´s y sí ya sé que para los lugareños no es un sitio digno de visitar, pero ¿Qué queréis que os diga? hasta que tuve 13 o 14 años en Madrid había Wendy´s y me encantaban, volver a verlos aquí me retrotrajo a la infancia y no podía no probarlos. ¡No recordaba que una característica de Wendy´s es que la carne de la hamburguesa es cuadrada!, me pedí un menú mediano ¡Gracias a Dios!, porque el refresco era de 750 ml. en serio es muy fuerte allí lo de los tamaños y con el menú me regalaron un Iced Vanilla coffee de casi medio litro. Me parece que la tarde iba a estar entretenida buscando aseos para eliminar tanto líquido. Y deciros que la hamburguesa me encantó.
Al salir a la calle, por no mirar el mapa a la par que integrarme y obligarme a hablar, pregunté por el metro más cercano, estaba en la zona de Greenwich Village, pues tenía pensado al volver a casa pasarme a ver a Carola y buscando el metro y sin quererlo me topé con Washington Square, y vaya descubrimiento, es un parque alucinante, supongo que lo llevaría en la lista de cosas a visitar porque es muy típico, pero toparme así con él fue genial, como os digo es típico por su arco de triunfo dedicado a George Washington, me pareció curioso también que tiene una estatua de Garibaldi, regalada por los italianos y me hizo mucha gracia porque había estudiado su historia en clases de Italiano poco antes.
En el parque se estaba en la gloria, se habían disipado las nubes de la mañana y lucía un espléndido sol, así que me senté en un banco con mi café frío (sí aún me duraba), a hacer lo que ya era habitual, contemplar todo con enorme atención mientras tomaba el solecito. El poder sentarte cuando vas a una ciudad a disfrutar sin prisas, es un lujo que generalmente al ir de turista con el tiempo pegado no te puedes dar, de ahí mi insistencia en estar una larga estancia porque una de las mejores cosas del viaje fue poder disfrutar de estos ratos.
Rápidamente algo llamó mi atención, un señor estaba haciendo pompas de jabón gigantescas con los niños que había en el parque (previo pago de un dólar o la voluntad) y era enormemente divertido de ver, os dejo alguna foto.
Estaba feliz allí plantada, pero tras un largo rato dejé el parque para seguir buscando el metro, no pude hablar con Carola y además se me había hecho tarde pues había quedado para salir a cenar con mis anfitriones, así que llegué a casa y estaba sola, aproveché para ducharme y arreglarme y llegó Kyle, estuvimos los dos de cháchara contándole todas mis aventuras hasta que llegó Liana se cambió y salimos. Dimos un paseo hasta el restaurante donde me llevaron a cenar, quería invitarles para celebrar que me quedaba en su casa, la elección fue un italiano, y pasamos una velada genial, después de cenar íbamos a ir a tomar algo por ahí pero Liana debía viajar a California al día siguiente muy temprano y nos fuimos a casa a sentarnos a seguir charlando alrededor de la gran mesa de la cocina, mientras ella a la vez preparaba la maleta.
Había pasado otro maravilloso día pateando la ciudad y me metí la cama, cansada y feliz como ya era lo habitual.
Ay q ganas de viajar cuando leo esto!! Un besito
ResponderEliminarQue sepas que en tus crónicas de ESTE DÍA has olvidado una cosa (importante) que hiciste...
ResponderEliminarDeseando leer la próxima entrega!
;=) LuV