Amanecía mi primer domingo en Nueva York, mi intención habría sido buscar una misa Gospel, ya, ya sé que me quedaban muchos domingos, pero por si acaso….pero se me planteó un plan mucho mejor, pasar un domingo haciendo cosas de neoyorkinos, con neoyorkinos. Carola me había invitado a que me uniese a ellos en la comida del domingo, más bien brunch por lo temprano de la hora para mí. Quedamos en pleno Chinatown, pues me había dicho que la comida sería allí, así que me levanté desayuné un café y me fui al metro para llegar hasta Canal st., esta calle atraviesa Chinatown y te la encuentras casi sin quererlo al pasear por Manhattan, pero aún no había visto la esencia de Chinatown que era perderse por todas sus callejuelas, así que mapa en mano y con la Mott st. en la cabeza pues en esa calle habíamos quedado, me adentre en el “mundo” de Chinatown, y digo mundo porque a cualquiera que pase por allí a menudo le parecerá normal, pero a mí me fascinó. Las calles eran un auténtico bullir de gente, sonidos, olores, etc. Miles de tiendecitas en su mayoría de alimentación, con cosas que costaba reconocer para la cocina occidental o al menos para mi cocina. Todo tipo de productos desecados, pescados, frutas, raíces, toda clase de setas y hongos, semillas, etc.. Había puestos de pescado fresco, de fruta fresca, en fin un festival para la vista por el colorido y variedad de puestos y productos. La calle estaba invadida por un olor característico, conjunción de todos estos tipos de comida juntos, y no sabría bien deciros si era bueno o malo, era intenso eso sí y formaba parte del ambiente como todo lo demás, un ambiente que te envolvía realmente y te trasladaba, no se a una lonja, a un bazar, a un mercado, todo ello junto y allí en el centro de Manhattan, como os digo siempre, a dos calles de los rascacielos, me parecía mentira y algo que también me sorprendía mucho era tal actividad un domingo, pues era relativamente temprano. Me apunté mentalmente ir a hacer la compra algún día por allí, pero la verdad es que paré tan poco en casa durante el viaje que ni cociné ni nada, había que aprovechar todas las posibilidades
gastronómicas que la ciudad ofrece, mega calóricas, eso sí pero no por ello menos deliciosas, jeje.
gastronómicas que la ciudad ofrece, mega calóricas, eso sí pero no por ello menos deliciosas, jeje.
Bueno pues llegué temprano, es una manía que tengo, sobre todo cuando voy a lugares desconocidos y tengo que ubicarme, así que me aposté en frente al restaurante y me dediqué a ver el espectáculo que discurría ante mis ojos hasta que llegaron Carola y su familia, con su primo y otra pareja de amigos de Carola, una vez todos allí y hechas las oportunas presentaciones entramos al restaurante. La comida consistió en dim sum, para aquellos que no lo conozcáis (yo lo conocía pero era la primera vez en mi vida que lo probaba), el dim sum es una comida china liviana que come en algún momento entre la mañana y las primeras horas de la tarde. Contiene combinaciones de carnes, vegetales, mariscos y frutas. Se suele servir en pequeñas canastas o platos, dependiendo del tipo de dim sum como en saquitos hechos con una especie de pasta blanca y va hecha al vapor. Me llamó la atención el funcionamiento del restaurante, ya que pasaban con platos diferentes por la mesa diciéndote lo que era y si te gustaba lo cogías y si no, no. He de decir que me gustó la experiencia y salvo una o dos cosas que no me llamaron mucho el resto me pareció delicioso. Ahí me encontraba yo con un grupo de neoyorkinos degustando dim sum en el corazón de Chinatown e intentando manejar mis palillos a la vez que escuchaba atenta la conversación para no perder detalle. No podía ser mejor estaba haciendo lo que me había propuesto en este viaje, ver cómo se vive en la gran manzana y todo gracias a Carola que no me canso de decir el encanto que fue conmigo.
Una vez que hubimos terminado, toda la comitiva nos dirigimos al metro para volver a Brooklyn al barrio de Carola, tras un rato en el parque con las niñas, fuimos ella, las niñas y yo a hacer unos recados por el barrio. Y tras el paseo, el parque y los recados, hicimos hambre otra vez, así que nos fuimos con las niñas a una pizzería, allí se incorporó la amiga de Carola del primer día y estuvimos allí más rato del pensado porque empezó a diluviar. En Nueva York, al menos en verano cuando yo estuve, cuando llueve son las típicas tormentas de verano que descargan torrencialmente durante diez minutos refrescando el ambiente y ya, pero es increíble ver como cae y ésta era una de esas tormentas.
Cuando terminó de llover volvimos al parque otro largo rato, los parques en verano son un punto de reunión y una evasión para padres y niños, todos los que yo vi y vi bastantes y en diferentes barrios creedme, me parecieron fantásticos. En todos hay zonas llamadas playground acotadas con vallas, para que los niños no puedan salir de ellas, con innumerables diversiones dentro como, toboganes, casitas, puentes, etc…Dan ganas de volverse niño en serio, en otras hay columpios para más pequeños y otros para más mayores, en fin una gozada.
Tras el parque y otro paseo, nos fuimos a casa de Carola, jugaba la selección española y en su casa lo íbamos a poder seguir, allí estaba su marido preparando la cena, con otros amigos, como ya os he dicho el marido de Carola es un excelente cocinero y el pollo rebozado y especiado servido con un arroz salteado estaba de muerte.
Al terminar de cenar, acabarse el partido y demás, aunque no era tarde decidí volver a casa y lo hice dando un estupendo paseo ya medio anochecido, por las calles de Brooklyn, repasando el gran día que había pasado. Muchas veces a lo largo del día, Carola me decía, vaya plan que te tenemos, en plan tranquilo y con las niñas, y yo la decía pero que va!! es lo que quiero!!, no quería limitarme al mero turismo, había pasado un día fantástico.
Llegué a casa y Kyle y Liana no estaban así que me di una ducha y me metí en la cama temprano a maquinar lo que haría al día siguiente………..Tantas posibilidades, tantos rincones por descubrir y la locura de visitas en plan turista ni había comenzado aún…….
Todo un lujo poder disfrutar un dia asi. Un beso
ResponderEliminarTodo un lujo poder disfrutar un dia asi. Un beso
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